dijous, 16 de juny del 2011

todos son iguales

Empezar (re-empezar, más bien) un blog a la defensiva es un poco mierder, lo admito. El caso es que hace tiempo que quería darme una nueva oportunidad en esto, y mira, ha tocado hablar de lo único. Que ya es triste.

Ayer estuve en la Ciutadella. Y antes de ayer, también. Como tantos y tantos otros. No es la primera vez que voy a una mani, ni tampoco es la primera vez que en una mani a la que asisto se producen "aldarulls". Ya tenemos una edad ;-)
Dicho esto, mi sensación, después de haber estado en la misma, y despues de ver los vídeos llegado a casa, es de una cierta incredulidad. En serio, lo que pasó ayer (al menos como yo lo viví) no fue nada del otro jueves.

Como parece que estamos obligados a repetir lo evidente (algo así como cuando los fachas le decían a Javier Bardem que tenía que condenar a ETA antes de poder hablar sobre la guerra de Irak), allá va: condeno todo tipo de violencia, siempre que me he encontrado en este tipo de situaciones he intentado poner paz y excluir a los alborotadores, he pedido que el movimiento se desvincule de los actos vandálicos (como ha hecho), me sentí triste y confundido al ver lo que hacía una minoría, creo que hará falta concienciar a mucha más gente acerca de la necesidad de ser aún menos permisivos con este tipo de comportamientos, porque entiendo que mediáticamente sirven para criminalizarnos a todos, porque entiendo que es lo que Cuní y Felip Puig y tantos otros llevaban un mes esperando, me da rabia que por culpa de una panda de impresentables hoy sean los más felices del mundo, y espero que a partir de ahora tengamos más presente todos siempre la necesidad de aislar a esos cuatro imbéciles (sean secretas o no), de no dejarnos llevar por sus provocaciones y seguir con nuestro modelo de mobilización pacífica, aglutinadora y constructiva.
Es más: admito que la acción programada para estos dos días llevaba en su propia naturaleza el peligro de la aparición de violencia, y que, por esa razón, se debería de haber trabajado mucho más y mucho mejor el modus operandi para evitar marcarnos un gol en propia puerta.

Ahora bien. Seamos sinceros. ¿Qué pasó ayer? Que por primera vez desde el 15 de Mayo, la inmensa mayoría de manifestantes pacíficos no fue del todo capaz de controlar a la minoría que venía desde el primer momento dispuesta a reventar. Y eso es malo, vale, pero ojo, porque el milagro es que hasta la fecha, ¡siempre lo habíamos logrado! Y quien ha estado en estos sitios, sabe lo inmensamente difícil que es, cuando se acumula la tensión que allí había. O si no, pregúntenselo a CCOO y UGT, que vieron como la mani del 29 de Septiembre terminaba en batalla campal por las calles de Barcelona (cosa que ayer no pasó, en gran parte por la, una vez más, sorprendente inteligencia colectiva del movimiento, que acordó abandonar la Ciutadella para concentrarse en Plaça Sant Jaume).

No me sorprende que hoy los medios se lancen a la yugular. No me sorprende que la derecha se frote las manos. No me sorprende que Pilar Rahola se relama y tenga pequeños momentos de éxtasis mientras descarga su acumulada bilis. Era esperable. Por eso es triste que se lo hayamos permitido, y por eso no debemos volver a caer en el mismo error.
Lo que me tiene atónito e incrédulo es la reacción de ciertos sectores de la, llamémosla, "izquierda tradicional", que sin esperar un minuto se han lanzado como perros de presa a desprestigiar todo un movimiento ciudadano que lleva un mes movilizando más de lo que las organizaciones políticas y sindicales tradicionales han sido capaces de movilizar en los últimos lustros. Y con un discurso tan parecido al de la derecha, tan defensor del status quo, tan deslegitimador de cualquier medio de hacer política que no sea el suyo, el que ellos dominan y controlan, que a un servidor le hace dudar.
Me hace dudar de si realmente estaban tan escandalizados por un par de insultos y un bote de pintura que no pudieron controlarse y pensar en el todo antes de abrir la boca, o si algunos (y digo algunos) estaban también, como el señor Puig, esperando la menor oportunidad para cagarse en todo el movimiento. Porque quizá estos algunos nunca entendieron el movimiento, y nunca les provocó ilusión, sino hastío, e incluso un pelín de rabia. Y eso es triste.

Nos quejamos de que muchos gritan que todos los políticos son iguales. ¡Que tontos son -decimos- que no se dan cuenta de lo diferentes que somos nosotros! ¿Pero es que somos tan diferentes, acaso? ¿Nunca hemos aceptado votar algo en lo que no creíamos para no romper un gobierno que nos proporcionaba buenos dineros? ¿Nunca hemos realizado una acción gubernamental que hubiéramos criticado de estar en la oposición, pero como ahora la hacen los míos, me callo y la justifico? ¿Nunca hemos aceptado rebajar y rebajar y rebajar nuestro discurso en pos de no molestar a posibles socios de gobierno? ¿No llevamos algo más de 7 años de muchas incoherencias y rendiciones? ¿No es cierto que, en este tiempo, hemos dado más de un argumento a los que dicen que todos somos iguales?
Eso no se arregla diciendo, ahora que estoy en la oposición, ¡Amigos! ¡Yo soy distinto! (o peor, cabreándote porque ellos no han llegado a la conclusión correcta de forma instantánea)
Eso se arregla con hechos. Se arregla viendo hacia donde va la sociedad, qué demandas tiene, y luchando codo con codo con aquellos que quieren luchar por una sociedad más justa, e intentando hacerles ver que mira, tú, efectivamente, eres distinto.

Lo malo de soltar palabras así, improvisando, es que uno sabe lo que quiere decir, pero por el camino se desvía. Empecé hablando de la Ciutadella y termino con el debate de las organizaciones clásicas de la izquierda. A ver si voy aprendiendo en el futuro :-P
Otro día hablaré de los indignados más en profundidad. Que no es un movimiento perfecto, claro está. No es la panacea. Pero es lo mejor que le ha pasado a la izquierda de este país desde que empezó la crisis. Y lo único, casi casi.
Así que dejémonos de sectarismos. Dejémonos de lamentos. Dejémonos de buscar la excusa para decir siempre "estos no son los míos" (y reconozco que yo lo he hecho durante muchos años, aunque sea del lado contrario), y pongámonos a trabajar para construir las herramientas que nos permitan luchar más eficazmente para transformar esta sociedad.

El próximo paso es este domingo. No toca dividir, toca aglutinar, movilizar. A las 17:00h, yo estaré en Plaza Catalunya. Con mi gente. Ojalá me encuentre allí con todos los que creo que son mi gente.

2 comentaris:

Alex Pler ha dit...

Excelente...

Además, con todo este ruido han conseguido silenciar lo que estaban votando en el Parlament: hipotecar el futuro de ese pueblo al que dicen representar, mientras ellos siguen con sus vuelos de primera clase, no publican sus cuentas en suiza, etc.

Anònim ha dit...

Molt bones reflexions. Estic TANT d'acord amb tu...

Mon