dilluns, 22 d’octubre del 2012

¡No hay alternativa!



Es muy triste que, incluso una noche electoral tan excepcional como ésta, en la que deberíamos estar emborrachándonos para celebrar el avance histórico que representa pasar del 1% al 14% en Galicia, después de crear en tiempo récord un proyecto unitario creíble, serio, esperanzador, tengamos que estar penando porque, pese a ello, el PP mantiene y aumenta su mayoría absoluta, y eso es, también, lo que cuenta.

Además es que es mentira que el PP mejore: el PP pierde votos a mansalva, pierde también en porcentaje de votos… y aumenta en escaños. ¿Qué pasa aquí? Pasa que la ley d’Hont favorece la concentración del voto, por lo tanto, cuando a la izquierda no hay un partido fuerte, sino 3 más o menos igualados, se castiga institucionalmente a éstos y se premia al grande que queda unido al otro lado. Esto es así. Y tradicionalmente tampoco era tan grave porque había una cosa llamada bipartidismo turnista que permitía esa ilusión de alternancia, si unos suben, los otros bajan, y tal.

¿Qué ha pasado? Que el PSOE lleva un año (y pico) en modo desplome. Y ya no es: baja el PP, sube el PSOE. Ahora baja uno, se hunde el otro… y se dispersa al otro lado. La sensación es que no hay alternativa, ni para hoy, ni para dentro de un par de años, ni de cuatro: está el PP…. y luego… el PP… ¡El hundimiento del PSOE está creando una situación monstruosa en el terreno institucional! Porque al otro lado del PP no hay, aún no, alternativa.

En Catalunya va a pasar lo mismo oigan: es muy probable que tengamos una CiU con casi mayoría absoluta, y luego cuatro partidos en la horquilla de los 15-20 escaños, con poca diferencia, y varios partidos más (yo apuesto que 3) en una horquilla de 3-6 escaños. ¿Cuál es la sensación al día siguiente? Que CiU reina en solitario y para siempre, porque no hay nada al otro lado que pueda plantear un proyecto alternativo serio, creíble, viable.

Normalmente a mi estas cosas me daban igual, porque mi papel nunca fue el de ser alternativa de gobierno: mi papel era el de “fuerza minoritaria - pepito grillo – líala parda – si puedes condiciona algo”. Era mi espacio, y la responsabilidad de ofrecer una “marca electoral” que la ciudadanía pudiera comprar como alternativa al PP o a CiU, recaía en los hombros de otros. 
Pero, una vez más, el desplome socialdemócrata lo cambia todo. Cada elección demuestra que el espacio de fuerza hegemónica de la izquierda que durante todo este período ha ostentado el PSOE está vacío. Lo que es peor: cada elección demuestra que el PSOE no puede ya recuperarlo. En este estado de cosas, ya no puedo conformarme con el papel de “minoritario pepito grillo”: es una irresponsabilidad. La sociedad necesita que haya un espacio potente de la izquierda que pueda plantear la alternativa al PP-CiU, y es una necesidad objetiva, hasta biológica. Y si el hundimiento del PSOE es solo y exclusivamente culpa del PSOE, que aún no haya aparecido el proyecto que ocupará su vacío ya empieza a ser responsabilidad nuestra, gentes.

Decía Gramsci eso de lo viejo no acaba de morir, lo nuevo no acaba de nacer… decía un compañero que nos aparece el PASOK antes de que llegue Syriza… ¡Está claro que hay que crear lo nuevo! Y en esta tarea de crear lo nuevo, la alternativa, tenemos un ejemplo precioso en el que mirarnos, un ejemplo de aquí, creado por compañeros y compañeras que conocemos todos: se llama Alternativa Galega de Esquerda, y es la esperanza en una noche pasada por agua.

Muchas cosas hay que aprender de los gallegos: ¡Que fácil parece la unidad, y qué rápido se engrasa, cuando hay verdadera voluntad unitaria y verdaderas ganas de crear un proyecto conjunto! ¡Qué fácil parece todo cuando se pone por delante el objetivo común al pequeño interés partidista! Seguro que la realidad será menos bucólica que la imagen en la distancia, pero en todo caso, qué distinto a otras experiencias conocidas, ¿no? ¡Y que exitazo! Ha aparecido, ha estallado más bien, y ya está consolidado, un espacio de la izquierda radical gallega. Lo muestra el 14%, pero también detalles como ser la segunda fuerza en las grandes ciudades. Y ojo, porque no se que pasará dentro de 4 años, pero estoy convencido que, de producirse un cataclismo y repetirse las elecciones en dos semanas, AGE volvía a ser la sorpresa pegando otro subidón.
Por destacar algunas cosas que creo nos puedan servir de lección a todos, tres elementos rápidos:

1)       La Unidad: Obvio y primerísimo. El frente de izquierdas multiplica. Unidad con voluntad de construir frente, es decir algo nuevo que supere a las partes. Unidad con nuevas formas, unidad que se va cohesionando desde las bases y que se sustenta en la unidad de acción en la calle. Ese es el primer triunfo, y esa es la primera tarea. Y quien aún no lo vea, quien espere que sean las masas las que entren a mi local, o quien aún piense que puede haber unidad pero controlando yo el chiringuito, ya me empieza a cansar.

2)       Discurso radical, desacomplejado, rupturista: ¡Escuchad a Yolanda y Beiras: da gusto oírles! Alternativa Galega ha apostado desde el principio por un mensaje y un discurso netamente anticapitalista, de denuncia y ruptura con el sistema. Ni un  mensaje posibilista, ni un complejo, ni un miedo al “qué dirán” o “es que tenemos que parecer responsables”. Nada de miedos: ¡a lo que toca ahora, señores! Ese discurso ha conectado con la gente, y ha calado. A ver si aprendemos, también aquí, que ya no son tiempos de medias tintas ni de menajes clásicos institucionalistas.

3)       Nuevos liderazgos, que transmiten algo nuevo: Vale, me diréis, el Beiras no es precisamente nuevo. Pero sabe a nuevo, no sé como lo logra, será que los viejos rockeros nunca mueren. Beiras y Yolanda han dado una imagen opuesta al “político profesional”, por su mensaje, sí, pero también por su forma de lanzarlo. Creo sinceramente que es hora de que mucha gente que lleva mucho tiempo en primera o segunda fila dé un paso atrás, para que podamos encontrar también esos nuevos liderazgos para una mayoría social de izquierdas.

Ahí lo dejo, de momento. Felicidades a los compis gallegos una vez más, y al resto, ¿a qué esperamos?

PD.- Por cierto, a los compañeros vascos, que han conseguido un digno resultado contra viento y marea, aunque no hayan logrado los objetivos mínimos, mucho ánimo y fuerza. La honradez es lo primero. A partir de ésta, reconstruiremos el espacio también en Euskadi, estoy seguro!

dimecres, 12 de setembre del 2012

Nunca he sido independentista, y sin embargo...




Nunca he sido independentista. Ni por sentimientos identitarios o nacionalistas, ni tampoco por esos “argumentos económicos” que además muchas veces me parecen falaces y derechistas. Mi bandera es tricolor y mi aspiración una república federal socialmente avanzada y radicalmente democrática, al servicio del pueblo. Y sin embargo…

Ayer estuve a esto de no ir a la manifestación. Me daba rabia manifestarme con los fachas que nos están destrozando el país, me daba asco marchar al lado de los privatizadores, de los trinchadores de derechos, de los que nos roban para vender Catalunya a trocitos a los grandes especuladores y a la patronal. Como decía un compañero por twitter, yo no quiero manifestarme detrás de CiU, en todo caso delante y en sentido contrario.
Pero mira, al final algo pudo más, y salí a la calle. En parte fue la rabia de no dejar que los fachas se apropiaran de la bandera de mi país, porque Catalunya no es suya y ellos no la representan. En parte fue la sensación de que estaba ante una jornada histórica, y yo no podía quedarme en casa viendo por la tele lo que pasa en la calle. Y salí, y me sumé a la marea, sin gritar “independència”, eso sí, porque ya te digo, nunca he sido independentista. Y sin embargo…

La enorme mani daba sus últimos coletazos, me paseaba por el centro de Barcelona, y veía los carteles, y las pancartas… y yo, que nunca he sido independentista, ni siquiera nacionalista, que no siento ninguna clase de apego por los símbolos nacionales, por primera vez en mi vida, entendí (¡e incluso sentí!) la fuerza de esta idea llamada independència. Y gente, es tan grande, tan potente, por simple además, que hoy por hoy la veo imparable.

Imaginaos: ¡Construir un nuevo país, desde cero, ahora, aquí! ¡Crear nuevas instituciones, un nuevo comienzo, con nuevas reglas, que están por escribir, sin ataduras, sin restricciones! ¿Quién no quiere cambiar la sociedad, en estos momentos en que la sociedad es una mierda? ¿Quién no se apuntaría a este proyecto colectivo, que nos abre un camino incierto, pero también un rayo de esperanza hacia la posibilidad de un futuro mejor?

Y además es que la idea es simple hasta decir basta. Comparad: mientras nosotros tenemos que decir algo así como “iniciemos un proceso constituyente desde abajo para que el pueblo decida como se quiere organizar a todos los niveles, en el que nosotros apostamos por una República federal que respete el derecho de autodeterminación de los pueblos y naciones de España, encontrando un marco de relaciones que permita…” a los soberanistas les basta con decir, “Catalunya!”. Y en esa palabra cabe todo, todos los sueños de todo el mundo.
Es más, y ahí radica también gran parte de la fuerza de esta idea: Esta utopía llamada Catalunya, al contrario de esa otra llamada 3ª República, se percibe realizable, se percibe cercana. Desde ayer, más aún. Se nota que es un proceso que ha empezado a andar, está ya en construcción. ¿No te sumarías al carro? La tentación, incluso para un “no indepe” recalcitrante como yo, es enorme.

Pero obviamente, la cosa tiene una trampa: Al decir “Catalunya! Independència!” cada uno se forma en la cabeza su propia imagen de ese país ideal. Y así como la idea “3ª República” tiene unas connotaciones que la unen necesariamente a la izquierda sociológica, la idea “Catalunya” es tremendamente más transversal. Cada estelada que ondeaba ayer reclamaba una Catalunya independiente, sí, pero cada una también soñaba con una Catalunya distinta a la de la estelada de al lado. Y ahí está el problema.

Todo el mundo quiere cambiar la realidad, decía antes, y la independencia abre una posibilidad de hacerlo desde la raíz. Pero cuando digo todo el mundo, me refiero a todo el mundo. Los fachas quieren cambiar la realidad, también (y lo están logrando, ese es el problema). La Catalunya que quieren construir los poderosos, los especuladores, los banqueros y sus títeres de CiU, es también un sueño, su sueño, pero no tiene nada que ver con el mío. Son, de hecho, proyectos antitéticos. Los neoliberales que ya preparan la hoja de ruta para una independencia basada en el apoyo internacional de EEUU e Israel sueñan con un estado gobernado por hordas de tecnócratas recién salidos de ESADE, con una Constitución basada en los sueños húmedos de Milton Friedman. Es su utopía. Por ella se manifestaron ayer, al lado de quienes sueñan con una República Socialista Catalana.

Ese es el gran peligro de las llamadas a la “unidad nacional”. Que nos puede pasar que nos unamos todos bajo una gran bandera quatribarrada, pensando “primero nos libramos de España y luego ya vemos”, y cuando nos demos cuenta, los fachas hayan abierto el melón, lo hayan cortado a su gusto, lo hayan cerrado, y nos encontremos con un país que no tiene nada que ver con aquél que soñábamos ayer. Igual que en la “modélica transición”. ¿Y cuantos años nos ha costado vislumbrar la posibilidad de rehacer el régimen que salió de la transición? Más de 30 años y una situación de crisis económica y social sin precedentes en la historia. No podemos permitirnos cometer el mismo error dos veces: o la nueva realidad la construye el pueblo, desde abajo, o luego no será posible, será una oportunidad perdida que nos llenará de frustración y desengaño. Y será un regalo a los neoliberales que verán su utopía puesta en bandeja y envuelta en un lazo rojo por las masas populares.

El proceso está en marcha, y es imparable. Cuánto tiempo llevará, y cómo terminará, nadie lo sabe. No es solo la relación Catalunya-España la que está en crisis, es todo el régimen de la transición el que hace aguas. Lo que salga no cambiará solo a Catalunya, sino también al resto del estado español. Y puede que termine, fíjate, con una 3ª República federal que respete el derecho de autodeterminación de los pueblos y naciones que la forman. O puede que termine con un concierto económico para Catalunya. O puede que termine con la secesión. Eso nadie lo sabe. Pero el proceso está en marcha. Y no podemos dejarlo en manos del enemigo, esto es, de los de arriba, hablen el idioma que hablen.

Mirad gentes, yo (por cuestiones identitarias, familiares, sentimentales, convicciones internacionalistas, vete a saber) preferiría que este proceso constituyente, este melón que se abre para construir un país nuevo, sobre bases nuevas, justo, libre, socialista, incluyera a todos los pueblos de España y nos trajera una República donde ondearan banderas tricolores por doquier. Pero si ese proceso se inicia en Catalunya, hay que subirse al carro y empujar como el que más. Eso sí, teniendo claro qué país queremos construir, y no dejándolo en manos de la “casta dirigente” (eso sí que es casta).

La República Catalana que yo quiero llegará, no de la mano, sino en contra y a pesar de Artur Mas y los suyos. Sentemos las bases y las alianzas necesarias para que la idea “Catalunya” vaya indisociablemente unida a las ideas “Igualdad, Fraternidad, Justicia” y por qué no, “Socialismo”.

Y entonces hasta soy capaz de salir a la calle enarbolando una estelada. Roja, por supuesto.

PD.- Este artículo está escrito en castellano con toda la intención y la mala leche del mundo, lo reconozco, pero también por si acaso a alguien allende los Ebros le da por leerlo, que necesitamos hacernos entender por allí, será que somos raritos ;)

dijous, 26 de juliol del 2012

Conversando con los compañeros griegos


Estos días he tenido la suerte de poder asistir a la Universidad de Verano del Partido de la Izquierda Europea, celebrada en Portaria, un pueblecito griego. Allí nos hemos reunido compañeros y compañeras de 24 países y nos hemos pasado los días debatiendo sobre la crisis, el capitalismo, las alternativas al mismo y las diferentes estrategias para luchar contra el neoliberalismo. Lo de siempre, vamos: somos gente de gustos fijos.
En estos encuentros, siempre lo he pensado, más interesante que las conferencias, mesas redondas, etc, me resulta el “pasilleo”, es decir, lo que sucede entre charla y charla, o cuando terminan los actos y te encuentras con unos u otros en una mesa de la terraza compartiendo una cerveza o un vinito. Es entonces cuando los discursos más o menos bien construidos y las elaboraciones teóricas dan paso a las confidencias, las curiosidades, las experiencias concretas, las preguntas y las dudas, que suelen ser compartidas. Y estando en Grecia, rodeados de rojos griegos, y en este momento histórico, es comprensible que nos dedicáramos sobretodo a buscar el encuentro con los compas de Syriza y les llenáramos la cabeza con nuestras preguntas. Ahí van algunas de las cosas que nos contaron:

Situación de Syriza en estos últimos años: problemas compartidos
Una cosa que me llamó la atención, porque claro, a un paso de tomar el poder, nadie lo diría, es que Syriza ha padecido, como fuerza política, unos problemas muy similares a los nuestros en los últimos años. Unos resultados electorales pobres, entorno al 4%, dudas sobre la estrategia a seguir y sobre el “espacio” a ocupar, conflictos internos, escisiones… ¡contaban batallitas de los 2000/2010 y parecía que me estuvieran hablando de IU!

También me resultaron familiares las discusiones entre gente “más movimentista” o “más institucionalista” (¿les suena?), las tensiones entre las formas de organización y lucha política más clásicas y burocráticas y aquellas digamos más enlazadas con los movimientos emergentes… unas discusiones que ellos reconocen que vienen ya desde el año 2000 con el movimiento antiglobalización, y que nosotros tuvimos también.

Me da la sensación, no obstante, que ante situaciones similares, los compañeros de Syriza han sido más valientes que nosotros. O quizá la correlación interna de fuerzas en la coalición era más favorable a determinados sectores. En todo caso, en los últimos años han tenido el aplomo (y visto lo visto, el acierto) de jugársela realizando una importante renovación interna, que tiene su máximo exponente en Alexis Tsipras (candidato a la alcaldía de Atenas con 32 años, candidato a presidente del gobierno con 34). Y esta renovación tampoco vino exenta de tensiones, por lo visto: nos contaban los camaradas jóvenes que la gente de “la vieja guardia” estaba preocupada porque el asalto de los cachorros podía destruir el partido: ¡No eran lo suficientemente serios, no tenían la experiencia necesaria, iban a convertir Syriza en algo radical y minoritario! Pues sí, ya se vio que sí.

Relación con los movimientos sociales y creación de redes de solidaridad
Tal vez porque Tsipras y su entorno vienen de esta joven tradición más “pancartera” y cercana a los nuevos movimientos, vienen de una generación que se “destetó” políticamente al calor del movimiento antiglobalización, lo cierto es que, por lo que nos contaron, también creo que nuestros compañeros griegos han sabido trabajar mejor con los nuevos movimientos sociales, o al menos, han sabido entender su importancia. Una vez más, se encontraron con los mismos problemas que nosotros: El movimiento de los indignados de Plaza Syntagma empezó con un discurso anti-política, anti-partidos, anti-sindicatos, “ni-de-izquierdas-ni-de-derechas”, hasta el punto que unos trabajadores en huelga fueron a la plaza a dar apoyo al movimiento y les echaron “por sindicalistas”.
El papel que ha jugado Syriza en este movimiento es similar al que hemos intentado nosotros: trabajar sin banderas desde la base, participando en las discusiones, comisiones, asambleas locales… intentando llevar el debate a la contradicción troika/gobierno vs. ciudadanos/clase trabajadora. Y parece que les ha salido más o menos bien, aunque sea porque mucha gente que simpatizó o participó en el movimiento de Plaza Syntagma ha adoptado a Syriza como su referente político (que sí me representan, vamos).
Una vez más, esto no fue ni fácil ni automático: ni la gente de Plaza Syntagma recibió a Syriza con los brazos abiertos, ni toda la gente de Syriza entendió que era importante y necesario estar en Plaza Syntagma. De nuevo, los mismos problemas que tenemos nosotros, las mismas contradicciones. De nuevo, la sensación es que los griegos han sido más valientes y aperturistas que nosotros hasta ahora.

¿Y cómo está el movimiento ahora? Por lo que nos cuentan, se ha desinflado, y funciona más a partir de asambleas de barrio o pueblo que otra cosa. Pero también se ha reconvertido, y esa es la estrategia actual de Syriza, en redes de solidaridad barrial o local. La situación es tan desesperada para tanta gente en algunos barrios, que se hace necesario crear estas redes ciudadanas para que nadie se quede sin comida, o sin electricidad, o sin ropa. En estos espacios están trabajando de forma muy intensa nuestros compañeros griegos y no sería extraño que, como sigan así las cosas, que seguirán, pronto tengamos que inventarnos nosotros algo parecido.

El nuevo gobierno ND-PASOK-DIMAR y perspectivas futuras
Como todo el mundo sabe, tras las últimas elecciones (las del 27%) se ha creado un gobierno de coalición apoyado por Nueva Democracia, PASOK y DIMAR (escisión por la derecha de Syriza en el 2010).
Mi primera duda era qué narices pinta DIMAR en este gobierno, y si no había posibilidades de contar con ellos en una estrategia de izquierdas. Por lo visto no es posible: la DIMAR de hoy no es como la que se escindió de Syriza, sino que han entrado en ella varios miembros del PASOK y de otros sectores que les empujan cada vez más hacia la derecha, su discurso hoy es que una izquierda responsable debe hacer cosas difíciles pero que al final la austeridad dará sus frutos. La sensación es que están cavando su propia tumba, y no sería extraño que les sucediera lo que a LAOS, y en unas próximas elecciones sufrieran un descalabro importante. Y bien merecido lo tendrán.
La segunda era qué perspectivas de futuro tiene este gobierno. Por lo que nos comentan, pocas (pero claro, aquí también se pueden estar confundiendo deseos con realidades). Primero, porque el programa con el que ND se presentó a las elecciones quedó enterrado a los dos días de formar gobierno (una vez más, ¿les suena?). Si en campaña decían que renegociarían el memorándum y que no habría ni un solo recorte más, a los dos días de gobernar, Samaras reconoció que de renegociar nada y que lo necesario era aplicar el memorándum con más firmeza y rapidez, anunciando nuevos recortes de sueldos y pensiones. Esto ha creado una corriente de rechazo al nuevo gobierno por parte de sus propios votantes que ya se ha cobrado la dimisión de dos ministros y varios cargos intermedios. La sensación más extendida entre los griegos es que habrá nuevas elecciones en menos de un año, y que esta vez, ganará Syriza. Veremos.

Los retos de gobernar
También hablamos, obviamente, de la situación que les caería encima si, antes o después, Syriza ganara las elecciones y tuviera que gestionar la situación griega. Y me dio muy buena sensación, porque son conscientes de la importancia del momento histórico y de su papel en el mismo, así como de las enormes dificultades que tendrán. Toda la responsabilidad del mundo pero nada de miedo escénico. Porque no estamos en política para pasar el rato, sino para tomar el poder y cambiar las cosas, como dijo un compañero.
Ya antes de las elecciones de junio se iniciaron fugas de capital a gran escala, movimientos que se detuvieron con la victoria de ND. No hace falta ser muy listo para imaginar que, en caso de gobierno de Syriza, los poderes económicos iniciarán una campaña de desestabilización utilizando todos los medios de que dispongan. Nunca en la historia ha llegado la izquierda al poder sin que esto suceda. ¿Cómo piensan afrontarlo?
De primeras, Syriza tiene a un grupo de expertos en estos temas dedicados exclusivamente a vigilar estos movimientos y otras cuestiones sospechosas tanto en las entidades financieras como en diversos ministerios, al menos para tener claro qué está sucediendo y poder preveer situaciones distintas.
En segundo lugar, están trabajando en tres estrategias de gobierno en función de tres escenarios posibles: el mejor es que se encuentren Grecia más o menos como suponen que está ahora. Imaginaos cual es el peor. Sí, ese mismo.
Por último, tienen claro que la viabilidad de su gobierno dependerá del grado de apoyo social que éste tenga. Necesitarán, como todo gobierno de izquierdas que quiera cambiar las cosas, a la gente en la calle presionando para que las cosas cambien, y lista para apretar los dientes cuando vengan maldadas y resistir. Será una batalla, pero al final, valdrá la pena.

La amenaza neonazi
¿Y qué pasa con Amanecer Dorado? Pues que dan miedo, sí. Y eso que en Grecia, ser nazi es una imposibilidad genética. Una cuestión interesante, porque también tiene resonancias aquí, es que la gente de Syriza tiene la sensación que no han sabido gestionar bien el problema de la inmigración, asociada a la pobreza, marginalidad, delincuencia, inseguridad… Porque es, efectivamente, un problema. Y los de Amanecer Dorado son una banda de matones, pero que se han dedicado entre otras cosas a montar patrullas de protección en los barrios y zonas deprimidas, acompañando a los abuelos a sacar dinero al banco, o a las señoras a la compra, colando de paso su discurso racista y populista. ¿Cómo enfrentar este fenómeno?
Nos contaban que la estrategia que empezaron a seguir los sectores anarquistas y radicales, a los que Syriza se unió en muchas ocasiones, basada en ir a estos barrios y enfrentarse directamente con éstos grupos, no funcionó, porque para la gente de estos barrios, serían nazis o lo que quieras, pero eran gente del barrio que les protegía de los delincuentes, y ellos eran gente de fuera que no les traía más que problemas.
Está claro que la izquierda no ha sabido en Europa construir un discurso eficaz sobre el problema migratorio, y que a veces, como nos cuesta, tendemos a dejar el tema de lado, o a negar que sea un problema: quien dice que la inmigración es un problema es un fascista y un racista. Pero si no queremos encontrarnos de la noche a la mañana con un Amanecer Dorado en nuestras ciudades, deberemos ponernos las pilas.

¿Y ellos, cómo nos ven?
Para terminar, otra cuestión que me sorprendió: los griegos están muy atentos a lo que pasa en España. De hecho, durante la universidad, fueron ellos los que nos pidieron un encuentro “bilateral” para poner en común experiencias entre los jóvenes de Syriza y de IU.
Ven la situación española similar a la de Grecia hace un año o dos, tanto por las medidas que se están adoptando como por la tensión social que se acrecienta. Y ven que nos encaminamos al mismo pozo. Siguen muy de cerca nuestra situación política, y hasta conocían las últimas encuestas y las comentaban, convencidos de que nos sucederá lo mismo que a ellos y nos convertiremos en la alternativa también para nuestro país. De hecho se sienten muy representados por IU, me sorprendió mucho, pero nos miraban como un ejemplo a seguir (la distancia, que produce percepciones extrañas), y lo de crear “la syriza catalana”, o española, les hacía gracia pero les parecía un poco friki: ¿Para qué quieres inventarte algo que ya tienes?, nos decían. De nuevo problemas de percepción debidos a la distancia, supongo que solo se ve lo bueno, y quizá los que estamos dentro solo vemos lo malo. Pero en IU ni hemos hecho un proceso de renovación como ellos hicieron, ni aglutinamos a tantos sectores u organizaciones como ellos. Y si queremos ganar, es lo que toca. Digo.

Bueno, he intentado hacer un resumen de muchas cosas, no sé si habré logrado contarlo todo, resumirlo seguro que no. Seguimos hablando, y nos vemos en las calles, porque, como dijo Alexis Tsipras en su conferencia, “la hegemonía no se consigue en un domingo, se gana en las luchas sociales”.

Salut!

dijous, 12 de juliol del 2012

Declaración de guerra


Hace unos añitos, un congreso con mayoría absoluta pepera aprobó embarcar al país en una guerra ilegal en contra de la inmensa mayoría de los ciudadanos. La mitad derecha de aquel congreso, atrapada entre la obediencia debida al líder y la certeza de estar dirigiéndose al abismo, no tuvo mejor ocurrencia que huir raudamente hacia delante y dedicarle al presidente guerrero una atronadora ovación, que causó perplejidad y asco a partes iguales fuera del hemiciclo. Aquel aplauso, junto a otros famosos gestos, significó el principio del fin de la era Aznar.

Años después, otro presidente compareció en el parlamento, para anunciar una enmienda a la totalidad a su programa electoral, sus promesas previas y sus supuestas convicciones, obligado por Bruselas y “los mercados”. Era el inicio de una intervención de facto de la economía española, la renuncia por parte de los socialistas a proponer una salida a la crisis alternativa al neoliberalismo, y efectivamente, supuso el principio del fin de la era Zapatero.

Ayer en el congreso parecíamos vivir un revival chusquero (la historia, que se repite como farsa) de ambas sesiones. Por un lado, el presidente acorralado al que obligan a enmendar por tercera vez sus presupuestos (en tres meses), tragándose sus promesas al tiempo que dinamita lo poco que le quedaba de credibilidad. Por otro, un grupo de diputados serviles, preocupados sólo por cómo podrán salir de ésta sin ver mermados sus beneficios, que escuchan una frase tan fuerte como “para incentivar la búsqueda de empleo reduciremos las prestaciones por desempleo”, y quizá porque no saben qué cara poner, se lanzan a aplaudir.

Las gentes del PP son como una mezcla entre el orgulloso hidalgo español y el hortera carajillero (copa de magno y purito dux) del Bar Manolo: chulos, prepotentes, orgullosos de su ignorancia, prestos al agravio y con una capacidad de análisis similar a la de Sergio Ramos. Su hooliganismo, por tanto, no debería ser tan sorprendente. Pero me sigue dejando anonadado la capacidad que tienen para el autoengaño.
Digámoslo claro: este gobierno no tiene ni idea de adonde va, sus supuestas soluciones no sólo no funcionan sino que nos hunden cada día un poco más en el abismo, y se dedica a improvisar parches cada vez más gordos con el único afán de mantenerse a flote unos días más.

Primero hay que reducir el déficit al 4’4%, así que subo el IRPF y hago una reforma laboral. Luego me planto y digo que el déficit lo dejaré en el 5’8 porque yo lo valgo, a la semana resulta que será el 5’3, y para eso recorto 10.000 millones más de lo que decían mis presupuestos y monto una amnistía fiscal que no está funcionando, así que le voy cambiando las condiciones a petición de los defraudadores semana sí, semana también. Pero nada surte efecto, así que negocio con Bruselas que ahora el objetivo sea el 6’2, y a cambio recorto 65.000 millones más. ¡Y todo esto en seis meses! Suerte que era un gobierno serio, suerte que tenía un plan, suerte que iba a generar confianza. ¡Los payasos de la tele eran más serios que esta tropa!

Después de la foto de las Azores, los simpatizantes del PP empezaron a esconderse. Por vergüenza. Pasado el 10 de Mayo, cada vez fue más difícil encontrar a nadie que te defendiera a ZP. Si lo pensaban, se lo callaban. Por vergüenza.
El 11 de Julio debe significar lo mismo para el gobierno Rajoy, que no le ha declarado la guerra a un país extranjero, sino a sus propios ciudadanos. Debemos conseguir que se queden solos, tan solos que sus propios militantes salgan a la calle con la cabeza gacha, tan solos que la más leve brisa les haga caer.

Y para lograrlo no hay más vía que la de la contestación. “Sólo de pensar en otra huelga general ya me agoto”, me decía ayer una amiga, y lo cierto es que yo también, pero no hay más narices, gente: a redoblar esfuerzos, a llenar las calles, a paralizar el país cuantas veces sea necesario hasta que caiga el gobierno y sus políticas. 

dimarts, 10 de juliol del 2012

es hora de syrizear


La última vez que escribí en este blog (hace meses, está claro que la constancia no es lo mío), estábamos en unas circunstancias casi igual de críticas para el país, pero muy distintas para la izquierda. A las puertas de unas elecciones generales anticipadas en un tiempo convulso, nos jugábamos el ser o no ser de un proyecto que, con sus luces y sus sombras, permitió durante los últimos 25 años que la izquierda tuviera representación institucional. Siempre he pensado que los partidos, las organizaciones, son un medio, no un fin en si mismo, pero también está claro que necesitamos herramientas para plantar batalla, e Izquierda Unida, con todas sus sombras, es una de las mejores que tenemos hoy aquí.

En fin, que ahora parece otro mundo, pero del 3’7% y la práctica irrelevancia pasamos al 6’9% sorprendiendo a opinólogos y militantes por igual, y la tendencia ha seguido al alza hasta llegar, en las últimas encuestas, a porcentajes de intención de voto del 12-13% (aproximándonos peligrosamente al techo histórico del 13’4% en las europeas del 94).

En aquel momento de incertidumbre preelectoral, escribí en este blog (como mucha otra gente decía, no se piensen que soy original) que era urgente la creación un Frente de Izquierdas, un nuevo espacio que aglutinara todas las formaciones políticas y sociales que se oponen a las políticas suicidas impuestas por los mercados y las troikas. No hubo tiempo. Generalmente poco antes de unas elecciones nunca lo hay. A lo más que se llegó fue a crear una coalición electoral de 12 partidos, mediante los típicos pactos cupulares de reparto de puestos en las listas, y algo de acuerdo programático por aquello de mantener la tradición. ¡Ey, y ya fue un paso importante!

¿Y ahora? Desvanecidas las dudas sobre la viabilidad de IU como proyecto de futuro, fortalecida la organización, al alza en todas las encuestas… Alguno podría pensar que oye, ya estamos bien así. Si puedo lograr un 12 o incluso un 14% de los votos (¡lo nunca visto!) sin hacer mucho más de lo que estoy haciendo, de lo que siempre he hecho, de lo que ya sé hacer, ¿para qué me voy a meter en camisas de once varas? Pues sí, podríamos quedarnos con ese 12%, podríamos dedicarnos a fortalecer IU y la coalición de la Izquierda Plural… y cometer (a mi juicio, disculpen las molestias) un error de dimensiones épicas.

Estamos (seguimos estando) en un momento crítico de nuestra historia, con un estado intervenido de facto y muy pronto también de iure, con un gobierno que no tiene otro programa que el de sacrificar a los ciudadanos en el altar del dios mercado y esperar que así amaine la tormenta, con un partido socialista en caída libre incapaz no ya de proponer alternativas (nunca lo hizo) sino tan siquiera de ofrecer un horizonte de alternancia, con un nivel de sufrimiento de la población que no se ha visto desde la posguerra y que va a peor, a peor, a peor…

En esta situación, conformarse con fortalecer la organización (como si ésta fuera un fin), conformarse con un 12% de los votos y una cierta capacidad de influencia en determinados ámbitos de decisión sería, más que un error, una irresponsabilidad. Hoy es aún más importante que ayer, y más urgente, iniciar la gestación de este frente de izquierdas (o como está de moda ahora en mi país, el Nou Espai, la Syriza Catalana, llámale X, me parece bien). Es más, ahora es posible, ahora es hasta fácil iniciar este camino, sin prisas electorales que nos distorsionen la visión (salvo cataclismo, intervención y elecciones anticipadas… así que pensándolo mejor, hay prisa, que diría aquella).

Para salir de la crisis (porque sólo podemos salir de ésta por la izquierda, quien no lo vea que se compre gafas) necesitamos construir una mayoría social alternativa, y eso significa que tenemos que aglutinar a la mayoría, perdonen la redundancia, pero es que si no, no hay manera, tenemos que atrevernos a ser mayoritarios, tenemos que atrevernos a ganar. Se acabó la moral de la resistencia, señores, estamos ante un tiempo nuevo, y ni yo me lo creo, que empecé a militar en los peores años, y tengo la resistencia y el “minoritarismo” metido en el cuerpo como un ADN que me preconfigura el pensamiento y la acción, pero es lo que toca, sacudirnos el miedo y pasar a la ofensiva.

Las bases para esta mayoría están, dispersas, pero están. Son ese 12% del que hablan las encuestas, pero también parte de los 4 millones de votos que perdió el PSOE y que no se sabe bien donde fueron y también parte de la ciudadanía desorientada que no vota o no participa porque no espera nada, o que votó lo que le dijo el periódico y ahora no sabe qué pensar, porque ni funcionó lo malo, ni está funcionando lo peor.
Las bases para esa mayoría están en las plazas y reuniéndose en centros cívicos o hasta en la parroquia del pueblo, cada una con su tema, parando un desahucio unos, encerrándose en un IES otros, criticando a los sindicatos “vendidos” mientras montan un piquete el 29M o afiliándose al sindicato para parar el ERE que le cae a su empresa.

Lo que necesitamos es la herramienta que nos permita unificarnos, coordinarnos bajo un programa de mínimos común, para empezar. Y esa herramienta no es IU (ni cualquiera del resto de partidos, partidillos, grupúsculos, corrientes o movimientos existentes) y no se construirá esperando a que todo el mundo vea la luz y se acerque al local para afiliarse cualquier día de éstos. Tampoco mediante pactos por arriba con otros partidos, partidillos, grupúsculos o corrientes. Si queremos construir nuestra Syriza, deberemos salir a la calle y crearla desde abajo.

No perdamos más tiempo, porque no nos sobra. Hablemos con todos los que tengamos que hablar, y propongamos sin dilación un llamamiento a organizaciones, movimientos y ciudadanos para iniciar un proceso constituyente hacia este nuevo espacio de la izquierda que aspire a ser mayoría, y a ser alternativa. Sólo necesitamos voluntad, valentía y generosidad.

Voluntad política de crecer, de ser más, de abrirnos, aprender y construir con otros, de ser mayoritarios. Valentía para dejar atrás el pensamiento pequeño que nos ata a la defensa de mi chiringuito, mi local, mi proyecto que no será gran cosa pero es el mío y el que yo controlo y a ver si ahora voy a montar otra cosa y me la controlan otros, horror, no puede ser. Generosidad compartida porque todos tendremos que renunciar a cosas en beneficio de la unidad, porque nadie deberá imponer, pero todos deberemos trabajar sin esperar rendimientos a corto plazo.

¿Cómo hacerlo? No es cuestión de copiar o importar modelos foráneos, cada proceso es único y lo que funciona en un sitio no tiene porqué hacerlo en otro. Pero sí podemos aprender de otras experiencias y extraer conclusiones útiles. Si me animo escribiré algo sobre posibles caminos a seguir, pero por lo pronto, dos artículos de compañeros que hablan de procesos unitarios semejantes pueden servir de inspiración. Obviamente, me refiero al Front de Gauche y a la gran esperanza griega y europea, Syriza.

¿Qué queremos ser de mayores, gente?

PD.- Este post está escrito desde el punto de vista de un activista de IU, pero no hace falta que explicite que lo mismo es aplicable a todos, y a todos los niveles, ¿no? Pues eso ;-)