dissabte, 18 d’octubre del 2014

Carta abierta a IUCM (y de rebote, a IU Federal y a EUiA)

Nota: Hace un tiempo que tengo este escrito entre los archivos de mi ordenador, pensando si mandarlo o no mandarlo. He esperado tanto porque para mí, esto es un ultimátum muy serio. Y me cuesta mucho dar este paso, pero ya no puedo más. Las noticias que recibo desde Madrid hoy me parecen tan desalentadoras que no me queda otro remedio. Ahí va. Esta es la carta que he mandado hoy a las direcciones de IU Comunidad de Madrid, IU Federal y EUiA. La comparto porque, si finalmente me veo obligado a dar el paso que me temo, le deberé una explicación a mis compañeros.


Buenos días,

Mi nombre es Ferran Jimenez y soy militante de Esquerra Unida i Alternativa. Me afilié en el año 1998 y actualmente soy miembro de su Consell Nacional y responsable de movimientos unitarios en mi asamblea local.

Les escribo porque, aunque milite en otra organización, indudablemente ésta e IUCM comparten un proyecto político y estratégico, así pues me siento parte de IU Federal y de IUCM, y lo que hacen ustedes me afecta, como militante y también como persona. En todos mis años de militancia ha habido muchos momentos en los que he repudiado acciones de mi organización, y otros en los que he estado tentado de pensar que ya había caído la gota que colmaba el vaso, que ya no me valía la pena seguir. Al final siempre me ha podido la responsabilidad, o la nostalgia, o la amistad de los compañeros, y he continuado trabajando y pagando la cuota. Pero lo que está pasando en Madrid no es una gota: es un chorro que no cesa.

Aunque técnicamente milite en otra organización, lo que ha hecho IUCM, lo que sigue haciendo, me mancha. A mi y a mis compañeros, y de forma indirecta, mancha todos los procesos colectivos en los que estamos inmersos para intentar cambiar la sociedad. Cada noticia, cada declaración, cada resolución tibia, cada no dimisión que se da en IUCM, es una piedra en el camino de la transformación social en todas partes. Y ya no lo aguanto. No puedo seguir siendo cómplice de una organización incapaz de aplicar internamente aquello que defendemos externamente: limpieza, transparencia, democracia, honestidad.

Me dirán que han echado a Moral Santín. Tarde y mal, sí, pero lo echaron. El caso es que con eso no basta, no basta en absoluto. Es, disculpen la comparación, como cuando el PP expulsa a Bárcenas y nos quiere hacer creer que con eso se soluciona todo. El problema de IUCM y sus impúdicas relaciones con el poder político y financiero no es cuestión de un solo hombre: es un problema de la cultura organizativa en la que se instaló una parte de la dirección, y para poder limpiar el nombre de esta organización (de toda ella) no basta con expulsar al ladrón: todos los que le ampararon, los que le protegieron, los que pusieron "la mano en el fuego", los que cerraron los ojos, los que defendieron la connivencia con las altas esferas como parte necesaria (¡y deseable incluso!) de la política de IUCM, los que crearon la estructura organizativa que permitió todo este desastre, deben dimitir o ser cesados de sus cargos, los tengan ahora en IUCM o en IU Federal. Sean o no sean culpables. Esto no es un tribunal de justicia, es una organización política. Aquí no hace falta haber cometido un delito para que te cesen, ¡faltaría más! Estas personas (no he dicho nombres, pero todos los tenemos en la cabeza, ¿verdad?) hacen daño a la organización, a toda la organización, con su permanencia en sus cargos, así que deben irse, y deben irse ya. Luego harían falta muchas otras cosas, un proceso de limpieza y regeneración total que nos permitiera dejar de escondernos cuando nos nombran a nuestra organización madrileña (o a su dirección, que la militancia y muchos cuadros de IUCM tienen mi respeto y admiración siempre). Pero para empezar, este "que se vayan todos" es imprescindible.

Así pues, quería anunciarles (y de paso a mis compañeros de IU y de EUiA) que de no producirse estas dimisiones o ceses en un plazo muy breve de tiempo, presentaré mi baja como militante. Sé que a ustedes poco les importará que se de de baja un desconocido de una organización catalana, ¡ya ves tú que drama! Pero quería hacerles saber, intentar hacerles comprender el daño que causan más allá de su territorio, y también creo que le debo, en el caso de baja, una explicación a mis compañeros de Catalunya, que ninguna culpa tienen de todo esto, pero rara vez la política es justa.

IU tiene una historia de la que me enorgullezco, unas raíces heroicas y la mejor militancia que existe. Pero muchos nos planteamos hoy si sigue siendo un instrumento válido para la transformación en este momento histórico. Que no demos el paso de decidir finalmente que lo mejor que se puede hacer con IU ahora es disolverla, depende, entre otras muchas cosas, de lo que hagan ustedes.

Muchas gracias por su tiempo,
Ninguna por su horrible, horrible gestión.