De pequeño era muy fan de la trilogía de la fundación de Isaac Asimov. Me encantaba el concepto del "Plan Seldon" y sus crisis periódicas: durante décadas, las fuerzas de la historia iban acrecentando las contradicciones y los conflictos latentes hasta que, cada 50 o 70 años, llegaba el momento del clímax, aquel en el que todas las crisis confluían, en que todos los conflictos estallaban, el momento en el que todo podía pasar, en el que la historia daba un giro y, en pocos meses, días incluso, estaba en juego, nada más y nada menos que el futuro: la Crisis Seldon.
Pues bien, en Catalunya, hace tiempo que nos estamos acercando a una Crisis Seldon. Una de las grandes. Si te paras a escuchar bien, por debajo del ruido de los días, la notas acechando, acercándose. No sé si llegará en dos meses, o en seis, pero está a las puertas. Y es un momento apasionante.
Yo no soy psicohistoriador, mal que me pese, así que predecir qué sucederá en los próximos meses, qué rumbo tomará la historia, qué será de este país cuando la Crisis haya pasado, está más allá de mis capacidades.
Pasada la Diada de 2014, la tercera desde que se iniciara el "proceso soberanista", la cuarta gran movilización catalana por el derecho a decidir y la independencia, estamos al borde del "Día D", y sin embargo todo está en el aire, más en el aire que nunca: ¿qué pasará el 9N? ¿Y después? ¿Podrá el gobierno central cortar el movimiento soberanista? ¿Aguantará el independentismo catalán aún más baches, o se bajará por fin el soufflé? ¿Qué será de Mas y de Convergencia? ¿Que hará ERC cuando gane al fin las elecciones?
No soy psicohistoriador, digo, pero tengo algunas ideas sueltas últimamente, que cuando las junto en mi cabeza me muestran escenarios posibles. Las escribo para ayudarme a ordenarlas, y para aportar al debate, humildemente.
Idea 1:
Este es un proceso de desborde, en el que la gente está empujando a los líderes políticos a tomar según que caminos. Vamos, esto no es una idea, es una certeza para todo el que viva en Catalunya: Mas no lidera esta ola, se ha puesto encima para no ser engullido. Y la ola le está empujando cada vez más a tomar decisiones que no son suyas, con métodos y tempos que no son los suyos. Pero sobretodo para los que leen prensa madrileña, no está de más decirlo otra vez.
Idea 2:
Si bien este proceso estuvo en inicio hegemonizado por los sectores conservadores, y aún lo está en gran parte, cada vez más éstos están perdiendo centralidad dentro del proceso, y a medida que avance, si sigue avanzando, están condenados a perderla aún más.
Idea 3:
La estrategia de Convergencia y los sectores sociales a los que representa y que la apoyan (el movimiento neoliberal-conservador y la oligarquía catalana) ha fracasado, al menos de momento. Simplificando, podríamos ver dos sectores en este espacio, con dos posibles objetivos: negociar un nuevo pacto con el estado español que les reportara mayores beneficios sin alterar el status quo, o bien constituir un estado propio desde un proceso manejado por arriba, en el que el protagonismo lo tuvieran las élites y nunca el pueblo (y la clase trabajadora) organizándose desde abajo.
El primer objetivo no es posible con este gobierno estatal, con esta mayoría absoluta del PP, esclava de sus fundamentalismos. El segundo objetivo solo podría ser posible, ante este muro pepero, con el apoyo decidido de aliados internacionales potentes: la UE (Alemania) o EEUU, por ejemplo, que pudieran forzar al gobierno español a la mesa de negociaciones. CiU solo ha conseguido el apoyo de la Liga Norte italiana, un resultado ridículo para tanto esfuerzo.
Idea 4:
Sin apoyos ni presión internacional, y con un gobierno central sordo y mudo, la única via para que el movimiento soberanista siga adelante es la radicalización.
Hablando claro: ya nos hemos manifestado pacífica y festivamente, ya hemos hecho conciertos, cadenas humanas y hasta mosaicos multitudinarios.... ¡Y no se rinden, oyes! El siguiente paso, no queda otra, es la desobediencia civil: habrá que plantarse ante el estado, habrá que hacer cosas "ilegales" (y eso ya no es tan familiar, ni tan festivo), o rendirse.
Idea 5:
En el momento en el que el movimiento se radicalice, la hegemonía del mismo también está condenada a moverse hacia la izquierda: los sectores de orden, ya suficientemente incómodos con el tema, muy difícilmente se van a sumar a estrategias de insumisión, de desobediencia... A movimientos de ruptura, que si llegaran a triunfar, crearían un nuevo estado muy distinto del que CiU y sus amos anhelan.
Idea 6:
Está claro que, ante esta radicalización necesaria, el movimiento perderá apoyos. Creo que este 11S ha supuesto el tope máximo de apoyo popular al proceso (un tope impresionantemente elevado, todo sea dicho). La duda es: en un escenario de radicalización del conflicto y de hegemonía rupturista y popular, ¿qué harán todos los votantes convergentes reconvertidos al independentismo? ¿Seguirán siendo independentistas, cuando el proceso mute en un movimiento de liberación nacional? ¿Se bajarán del carro y volverán al autonomismo?
Y de todo esto, sale mi tesis final, que puede parecer muy aventurada y fantasiosa, pero ahí la dejo:
1) Catalunya solo logrará la soberanía (o la independencia) a través de un proceso de lucha prolongado que incluya escenarios de desobediencia civil y alta conflictividad social.
2) Solo las fuerzas del campo popular/democrático/revolucionario pueden liderar un proceso de este tipo, del cual resultaría un proceso constituyente hacia un nuevo estado en el que la izquierda y la clase trabajadora tendrían mucho protagonismo y hegemonía.
3) Si el proceso continua y su centralidad se desplaza hacia la izquierda, las élites y la oligarquía catalana dejarán de apoyarlo, precisamente porque el modelo de país que saldría de dicho proceso es el opuesto al que ellos buscan.
4) El éxito o fracaso del proceso, entonces, dependerá mucho de lo que hagan los sectores "de centro" que hoy lo están apoyando: toda esa gente de CiU o del PSC de toda la vida, y que ahora se han vuelto independentistas, ¿cuantos de ellos apoyarán al movimiento popular, y cuantos volverán a sus casas sin querer buscar problemas, cuantos volverán a ser "bona gent", gente de orden, y cuantos caerán del bando de la ruptura?
Posibles escenarios concretos que podemos especular:
- Las elecciones plebiscitarias
El TC suspende cautelarmente la consulta, Mas no se atreve a enfrentarse a la legalidad española y acata la decisión del TC. El gobierno catalán cae y se convocan elecciones anticipadas, para enero o febrero de 2015. Puede que se presente una candidatura "pel Sí" de CiU y ERC, quizás encabezada por algún/a independiente, o quizá se presenten por separado, pero con un punto común en el programa: la Declaración Unilateral de Independencia.
De primeras CiU ya se ha roto: Unió no se presentará con ese programa, y CDC ya no puede presentarse si no es con ese programa. Los sectores conservadores siguen perdiendo peso y hegemonía.
De segundas, sea con lista unitaria o sea separados de ERC, los resultados supondrán pérdida de poder para CiU en todos los frentes (peor aún si van separados).
Y ahora viene lo bueno. Hay mayoría absoluta "del Sí". El Parlament hace una DUI. Y entonces que?
Entonces eso hay que defenderlo en la calle, porque si no no sirve de nada. Seguramente se suspendería la autonomía. Seguramente habría movimientos por parte de las fuerzas del orden. Habría tribunales condenando al presidente, sea quien sea, y a los parlamentarios que han votado esa ilegalidad. Habria conflicto. Mucho conflicto. Y o los catalanes salimos a la calle, pero para tomarla, para hacer huelgas, ocupar edificios oficiales... O "ellos" -léase, el estado- nos ganan, porque son los que tienen la sartén por el mango, la pasta, el ejército, la legalidad y el apoyo internacional. ¿Y en serio alguien se imagina a la gente de CiU liderando un movimiento así?
- President, posi les urnes!
El TC suspende cautelarmente la consulta. Ante la presión popular, Mas hace lo que no quiere hacer y mantiene la convocatoria. Confrontación servida. PP, PSC y Ciutadans llaman al boicot. El gobierno central ataca con todo lo que tiene, posiblemente suspendiendo la autonomía también, o amenazando con la suspensión. Hacer la consulta en ese escenario requerirá de mucha fuerza popular tirando del carro con muchos escenarios de conflicto. Tendremos que lograr una participación que supere el 55%, el 60% sería lo deseable, para que la cosa tenga legitimidad alguna, pero aún así... ¿Luego qué? Con un gobierno central que no ha reconocido la consulta, que posiblemente te haya suspendido la autonomía, o esté a puntito de hacerlo.... No te queda otra que hacer una DUI. Y ahí, amigos, volvemos al punto anterior: o guerra social o derrota. ¿Qué harán los "botiguers"?
- La Sociovergència
El TC suspende la consulta, Mas no se atreve a convocarla de forma ilegal, y ante el miedo a los escenarios anteriores, se llega a un pacto (el único posible) para aguantar hasta el final de la legislatura: CiU y PSC. Con el argumento y la "misión" de trabajar por una "consulta legal y acordada" en el futuro, una vez el TC resuelva los recursos y, esperemos, un cambio en el gobierno central permita otros pactos y mayorías.
En este escenario, de nuevo, o el movimiento soberanista se radicaliza, enfrentándose a CiU y a la Generalitat, haciendo que este gobierno sociovergente caiga fruto de la presión popular, o los defensores del status quo habrán logrado "bajar el soufflé" por fin, y como mínimo ganar tiempo para intentar su ansiada "tercera vía".
De nuevo, la clave será saber que hace la mayoría del electorado convergente (y qué hace la ANC).
Hace dos años que vengo diciendo que, cuando llegue la hora de la verdad y haya que defender el derecho a decidir de los catalanes con uñas y dientes, algunos -a quienes los hooligans "procesionistas" llevan años llamándonos de todo menos guapos- seremos los primeros en ponernos en primera fila, y en cambio muchos supuestos patriotas de toda la vida desaparecerán. Es algo que cada día veo más claro.
De todo esto, me surge una sensación: es imposible que la alianza actual entre el nacionalismo conservador y el independentismo socialdemócrata logre la soberanía de Catalunya. CiU y ERC han sido, hasta ahora, la gran coalición que ha sustentado el proceso, pero es una coalición condenada al fracaso. La única via que tiene ERC para lograr sus objetivos políticos -la independencia de Catalunya- pasa por alejamiento progresivo de CiU -llevándose por el camino todos los militantes y votantes que pueda- y una alianza con los sectores populares y rupturistas, que son los únicos capaces de organizar y soportar el tipo de conflicto que será necesario para mantener el proceso en pie.
Curiosamente, si esta alianza tuviera éxito, las dos partes lograrían sus objetivos: ERC la independencia (y un Junqueras presidente y padre de la patria al que homenajear en las fechas señaladas, y muy seguramente la centralidad política del nuevo estado durante décadas), y las fuerzas populares la ruptura con el sistema y un proceso constituyente hacia un nuevo país, con la fuerza suficiente para intentar que sea justo, social y democrático.
¿Cual es, entonces, nuestra tarea inmediata? (aquí le hablo a "los míos" :-P) Crear, construir, ya, este "bloque rupturista", o "bloque constituyente". Que ya existe, pero que necesitará tener expresión y marcos unitarios estables para poder estar a la altura de los retos que nos vienen. Un bloque que deberá presionar, primero, para la desobediencia el 9N, y en caso de elecciones anticipadas, presentar una candidatura unificada que compita con el nacionalismo conservador proponiendo la alternativa popular: el proceso constituyente hacia la república catalana libre, social y democrática. Que pueda mover el tablero político catalán hacia la izquierda, ofrecer al independentismo moderado un aliado plausible cuando la derecha se retire y presionar en las instituciones y en las calles para que el proceso continúe y resulte indisociable de la lucha social. En resumen: no habrá Catalunya libre sin "Guanyem Catalunya".
No lo sé, es muy probable que todo lo que he escrito sea solo un ejercicio de política ficción o "wishful thinking". ¿Qué opináis vosotros?
Una cosa tengo clara: vivimos tiempos apasionantes, en los que la ruptura es posible, y todos los que queremos y luchamos por un cambio social tenemos el deber de empujar para que se de por fin.
Y recordad que Seldon ayuda a los audaces.
;-)